Tarta de queso vegana (sí, sin queso, pero tranqui, abuela, sabe igual)
Si llegas a este post con el ceño fruncido y pensando que una tarta de queso sin queso es una aberración culinaria, respira hondo. Esto no es un atentado gastronómico, es pura lógica: lo que hace buena a una tarta de queso no es el queso en sí, sino su textura cremosa, su base crujiente y ese equilibrio entre lo dulce y lo ácido. Y sí, todo eso se puede conseguir sin tener que ordeñar a nadie. ¿Te atreves a probar? Aquí te dejo una receta que va a conquistar hasta a tu abuela, y lo mejor: ¡ningún animal fue lastimado en el proceso!
Ingredientes para una tarta sin que te tires pedos (no dairy, milk free, no diarrhea)
Para la base:
- 200 g de galletas veganas (todas las galletas deberían serlo, pero bueno en esta ocasión he encontrado que estas cuétara no llevan nada raro)
- 80 g de mantequilla vegana o, si prefieres, aceite de coco derretido.
- 1 poquitín de vainilla si quieres (no te pases que si no sabe bien raro)
Para el relleno:
- 145 g de Philadelphia vegetal (sí, existe y no es broma) + 155g de nata vegana montada.
- 200 ml de nata vegana (asegúrate de que monte bien,, yo utilizo la de la marca Risso y la compro en Amazon)
- 6 gotitas exactas de saborizaste de Queso (yo lo conseguí a través de la página de veggan.es) Son 6 gotas exactas, esto es como los proyectos de química, no improvises que te cargas la tarta.
- 60 g de azúcar (acuérdate que es una tarta de queso, no tiene por qué estar muy dulce).
- 1 cucharadita de esencia de vainilla.
- 1 cucharada de zumo de limón (ese toque ácido que le da carácter).
- 5 g de agar-agar (si quieres que tenga una textura más firma puedes echar más, esta medida me ha quedado a mí perfecta para la textura que buscaba).
- 100 ml de leche vegetal (almendra, avena o coco, lo que tengas a mano. Aunque yo he utilizado esta que mezcla justo los tres sabores).
- Una pizca de sal.
Para la cobertura (opcional, pero da puntos estéticos):
- Mermelada de frutos rojos o unas fresas frescas, porque queda bonito en las fotos y, seamos honestas, Instagram también importa.
Vamos a experimentar con las texturas a ver qué sale
1. La base:
Empieza triturando las galletas hasta que se conviertan en un polvo con algunos cachos. No te preocupes por la perfección, lo importante es que se integren bien. A continuación, añade la mantequilla vegana derretida o el aceite de coco, y mezcla hasta que obtengas una masa homogénea. Si decides usar vainilla, este es el momento ideal para incorporarla. Vierte la mezcla en un molde desmontable, presiona con una cuchara para que quede compacta y uniforme, y métela en la nevera. Hecha la cama vamos a por lo que de verdad importa…
2. El queso que no es queso pero sí es queso y no te da gases porque no tiene lactosa
En una cacerola, calienta la leche vegetal con el azúcar y la pizca de sal hasta que el azúcar se disuelva completamente. Añade el agar-agar y deja que hierva durante 2-3 minutos, removiendo constantemente para evitar grumos. Este paso es crucial: sin una cocción adecuada, te arriesgas a que la tarta acabe siendo una sopa, y nadie quiere eso. Tienes que tener MUCHO CUIDADO.
Mientras tanto, en otro bol, bate el Philadelphia vegetal con la nata, la esencia de vainilla, las 6 gotas exactas de saborizaste de Queso, y el zumo de limón hasta obtener una mezcla bien cremosa. Con calma, incorpora la leche caliente poco a poco, sin dejar de batir. Si ves que la mezcla se espesa demasiado, añade un poco más de leche vegetal hasta alcanzar la consistencia deseada. Sé que sólo tienes 2 manos, igual deberías pedir ayuda para que no te quede un desastre.
3. Montaje y paciencia (clave en la vida y en la cocina)
Una vez que tienes el relleno listo, viértelo sobre la base de galletas ya fría. Usa una espátula o, si te sientes cómoda, una cuchara para alisar la superficie. Luego, mete la tarta en la nevera y déjala reposar durante al menos 4 horas; si puedes esperar toda la noche, mucho mejor. La paciencia es tan importante como la receta misma, aunque a mí eso de esperar se me da regu.
4. Postureo bonito pero que tampoco es tan necesario para el sabor
Cuando la tarta esté bien firme, decora con mermelada de frutos rojos o unas fresas frescas. Para un toque extra de elegancia (y porque siempre se ve bien en las fotos), espolvorea un poco de azúcar glas por encima. ¡Y listo! Has creado una tarta de queso vegana que no tiene nada que envidiar a la original.
¿Por qué deberías probarla?
- Textura y sabor: La combinación de ingredientes logra esa textura cremosa y el equilibrio perfecto que te da la sensación de que sabe a queso.
- Accesible para todos: No necesitas ser un pastelero profesional para lograrlo. Si yo puedo hacerlo, cualquiera puede.
- Versatilidad: Puedes jugar con la cobertura. Si la mermelada no es lo tuyo, prueba con chocolate derretido o incluso frutos secos.
- Sostenibilidad: Además, lo mejor es que todo es 100% vegano. Sin lácteos, sin huevos, y sin lastimar a ningún animal en el proceso.
Esta receta demuestra que el veganismo no limita cocinar recetas tradicionales, sino una evolución creativa que respeta tanto el sabor como el bienestar de los animales. Así que, si alguna vez alguien te dice que una tarta de queso sin queso es una aberración, diles que se la coman y se callen.
Tu estómago siendo intolerante a la lactosa agradecerá que se haya inventado algo tan rico sin tener que sufrir problemas gastrointestinales en el proceso.
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